jueves, 27 de mayo de 2021

ACERCA DEL SENTIMIENTO EN EL ARTE




Rudolph Arnheim, escribió que ―toda obra de arte debe expresar algo y  Susanne Langer apostilla "toda obra de arte expresa, más o menos puramente, más o menos sutilmente, los sentimientos y emociones que el artista conoce, no los sentimientos y emociones que tiene el artista.


Todos los seres humanos tenemos sentimientos emotivos: de amor, odio etc. Todos ellos basados en una experiencia previa probablemente inserta ya en nuestros genes o memoria colectiva que nos hace identificarnos con cualquiera de nuestros sentimientos y probablemente, al expresarlos, permita que los demás se identifiquen con ellos.


Pero…¿Y en el arte?. ¿Siente el artista  al enfrentarse a una obra de arte?


Un artista que se precie siente la obra de arte, pero sobre todo la obra surge de su sentimiento previo a la ejecución de la misma, en base a: que  quiere decir, porqué lo digo, que es lo que me provoca expresar lo que yo siento conceptualmente de esa manera y por último;  que experimento yo en el acto de ejecución de una obra..…


Evidentemente esto es así, es todo un  proceso que va ligado a la experiencia acumulada: yo siento, me expreso y ejecuto y lo hago en base a unos parámetros de realización que permiten que la obra que yo hago llegue al receptor en condiciones de ser entendida empáticamente con igual o parecido sentimiento hacia ella.


Sin embargo no podemos confundir el acto de sentir al realizar una obra: -yo siento y ejecuto en la manera que yo lo percibo pero de forma que el otro también lo entienda así-, con aquel que, sin tener el conocimiento de transmisión adecuado quiera ejecutar solo porque “el siente eso así” sin entrar a valorar las carencias de la obra. ¡Totalmente loable!, pero en este caso, sin embargo no cuenta para nada con el beneficiario final de la obra que es el espectador. Aquí se plantea la disyuntiva “para que pinto”. Pinto para mí personalmente o para que otro se beneficie de mi arte? En cuanto al primer caso; si pinto para mí no puedo pretender que el otro entienda lo que yo pinto, ya que es personal e intransferible y por lo tanto no tiene tanta importancia la calidad como el elemento expresivo (a mi juicio). En estos casos, el supuesto artista que siente la obra de esa manera solo lo hace para sí mismo y si esto es así, está cumpliendo los parámetros de un acto personal, pero no los de un profesional. En estas circunstancias no se debe uno vanagloriar de ser un artista solo por lograr entender la obra desde su sentimiento y no desde la práctica del oficio y la obra bien hecha. Si pinto, pensando que mi arte tiene un destino hacia un espectador que entienda aquello que yo quiero expresar en mi obra, evidentemente los parámetros son distintos, tanto a nivel técnico como expresivo.En este sentido debo usar los recursos necesarios para conseguir tal cometido y  por supuesto mi obra debe tener la calidad suficiente para ser reconocida y no solo debo de conformarme de que me guste a mi. Por lo tanto, uno puede pintar una obra y sentirla, sentir el acto de realización de la obra, y eso se puede  entender lícitamente, pero no por ello, la obra debe quedar imprecisa o mal hecha, porque es probable que el sienta que es una gran obra (porque su grado de comprensión de las formas es ese) pero los demás no.


Un receptor con mirada más elevada que él puede no llegar a sentir esa obra porque los elementos formales, estructurales, técnicos y expresivos y la pauta como fueron concebidos no cumplían los requisitos adecuados para ser transferidos conceptualmente al receptor.


Sentimiento-concepto-ejecución -transmisión y recepción van ligados a incentivar una mayor y mas sensible comprensión del fenómeno del arte, haciendo posible apreciarlo de un modo nuevo y enriquecedor. 



Santial