¡Todo es cuestión de energía! ¡Somos energía!
Nos dicen los físicos, que al fin y al cabo la materia es prácticamente
hueca, que está formada por átomos en movimiento, y que estos átomos se
componen de un núcleo con cargas energéticas infinitesimalmente pequeñas en su
interior. Y con unos electrones en órbita que sólo existen cuando se les
observa. En mecánica cuántica «ordinaria», un conjunto de partículas se describe
mediante una función de onda, que recoge la probabilidad de encontrar a cada
una de estas en un punto dado. Una dualidad, onda- partícula, permite
apreciar cómo un mismo fenómeno puede ser percibido de dos modos
distintos. El mundo cuántico por lo tanto se organiza en colectivos
de partículas que se agrupan para conformar un campo cuántico….
De la misma manera, la
obra de Lo Seres construye un universo de pequeñas partículas de color (esferificaciones),
que construyen ondas cuyo resultado es conformar una realidad que deja entrever aquello oculto que solo se
puede ver, (como las hondas cuánticas) si nuestros campos de percepción están
abiertos a contemplarlas.
Si en la anterior
exposición <<Irrealidades>>
Lo Seres nos permitía explorar el macro
y el micro entre aquello que nuestra mirada percibe como real y aquello
que consigue ser una irrealidad o una abstracción, su obra actual nos lleva aún
más allá.
En esta nueva colección
“LA NADA- EL NO RES” que presenta en la galería Saavedra, Lo Seres lleva la técnica a una categoría diferente.
Las partículas, esferificaciones que configuran la obra, se hacen más grandes,
distanciándose así de aquellas connotaciones
técnicas inspiradas en el histórico
puntillismo. Los colores adquieren otra dimensión: se vuelven más puros,
luminosos y esenciales. Las figuras tubulares, que como ondas entrecruzadas
cerraban el espacio de representación,
“LA NADA”, consiguen abrirse, expandirse, salirse del cuadro para configurar un
contenido que da paso a la expresión y
deja entrever aquello que se oculta o es
ocultado dentro de la propia materia, abrazando también la mirada del
espectador.
Dicho de otro modo: la
idea intelectual se interacciona con el sentimiento para llenar un espacio, “LA
NADA” y convertirlo en obra de arte.
En definitiva, se nos
presenta una muestra evolucionada, rica en la composición cromática y en el
reparto formal de la obra. Todo esto convierte “LA NADA EN UN TODO”, llenando
así a la obra de contenido.
Santial
Dr.
En BBAA